Para conocer este original proyecto debemos viajar al norte de Europa, concretamente, a Finlandia. Es allí donde Markus, un joven piloto de aviación, reside entre vuelo y vuelo en una casa adosada de 140 metros cuadrados.
La vivienda, que anteriormente compartía con su hermano, ya contaba con una distribución de los espacios parcialmente definida, así que el trabajo del arquitecto Maurizio Giovannoni se centró en definir la funcionalidad de cada estancia, además de crear unos ambientes frescos y relajados donde el piloto pudiera descansar, pero también divertirse en compañía de amigos y familiares.
Uno de los cambios más relevantes de la reforma consistió en la inclusión de una puerta pivotante de madera de casi tres metros de altura que dividiera la zona de noche del salón en caso de necesidad.
El foco principal del proyecto consistió en la creación de una cocina con isla central que permitiera a Markus disfrutar de su pasión por la gastronomía (sobre todo italiana) en un espacio abierto dispuesto a la interacción.
Junto a la puerta, se diseñó un hueco destinado a colocar los troncos de leña en posición vertical.
Aprovechando la luz natural que procede de los grandes ventanales, se dispuso un acogedor rincón de lectura junto a una estantería con baldas abiertas.
Italia inspiró la elección de muchas piezas del mobiliario de la casa: la campana suspendida de Elica, las lámparas Aim de Flos, y el baño, decorado por firmas como Flos, Fantini, Cielo y Mutina.
El azul domina el interiorismo, ya que es el color que evoca los recuerdos más importantes de la vida de Markus: desde los cielos que cruza diariamente en los aviones, hasta las olas del mar que le encanta desafiar cuando tiene tiempo para practicar surf, otra de sus grandes pasiones.
Proyecto e información: Cortesía de Maurizio Giovannoni.