El casco antiguo de Prato, en la Toscana, esconde infinidad de jardines que conciben paisajes inesperados dentro de la propia urbe.
Inspirándose en este bucólico escenario, los arquitectos del Estudio B+P, Alessia Bettazzi y Pierluigi Percoco, dieron rienda suelta a su imaginación para diseñar un apartamento con un encanto muy especial.
Con tan solo 35 metros cuadrados, la vivienda de planta abierta se distribuye en salón con sofá cama, cocina con office, dormitorio, y baño con ducha de obra. No obstante, la sorpresa reside en las paredes.
Decoradas con papeles pintados que nos trasladan a un bosque japonés y a la Foresta del Casentino de la Toscana, las paredes son las encargadas de generar un ambiente relajado y de potenciar la profundidad de los espacios.
En el baño, dos espejos contrapuestos crean un efecto onírico que recuerda a los grabados de Escher.