El frío invierno ruso pide a gritos un hogar cálido donde, además de haber una temperatura agradable, la decoración transmita vida y energía.
Y es que enfrentarse a varios meses bajo cero no resulta agradable para nadie, y mucho menos para esta joven familia con un niño, quienes deseaban por encima de todo que su casa transmitiera la misma alegría de la que ellos pueden presumir.
El proyecto de interiorismo que abordó los 120 metros cuadrados del apartamento, a manos del decorador Ivan Pozdnyakov, apostó por llenar de luz y color cada espacio, bajo un estilo claramente contemporáneo que sorprende por su originalidad, ya que los tonos vivos se combinan ingeniosamente con patrones geométricos como rombos o triángulos, y bloques de color.
La cocina cuenta con una amplia superficie de trabajo. Todos los electrodomésticos están integrados en la columna de la derecha.
"deseaban por encima de todo que su casa transmitiera la misma alegría de la que ellos pueden presumir."
Para hacer destacar aún más los elementos de la decoración, las paredes se pintaron en colores neutros como blancos y grises, junto con las puertas de suelo a techo, como una forma de integrar los ambientes.
La vivienda se distribuye en un amplio salón-comedor con cocina integrada, un dormitorio con vestidor, una habitación para el pequeño, y dos baños.
El mobiliario de aires nórdicos mezcla el diseño con el confort, siendo el protagonista del salón el televisor de Samsung: al estar apagado, en lugar de quedarse con la pantalla en negro, proyecta obras de arte.
Las columnas de madera separan el salón del baño.
En el dormitorio principal, junto al cabecero, una puerta decorada en los mismos tonos que el resto de la estancia accede al vestidor.
El baño principal se decoró poniendo énfasis en el contraste tonal.
En el dormitorio infantil, la cama tiene forma de tienda de campaña. Acompañando el look, la pared se vistió evocando los picos de las montañas, y las lámparas del techo representan varios globos de colores.