Aunque no lo parezca, esta casa de tres pisos ubicada en la ciudad de Londres se construyó en el año 1870. Todo un reto para el Estudio de Interiorismo Play Associates, que se encargó de transformar esta vivienda tradicional en un nuevo espacio abierto y luminoso, adaptado a los tiempos modernos.
Tras la fachada de tintes clásicos, el interior de la casa se convirtió en un especie de galería de arte, gracias a los amplios tragaluces que se colocaron en el techo trasero. Uno de ellos cuenta con dos metros y medio de largo, y carece de marco, de modo que cuando alzas la mirada parece que la casa no tiene fin.
Por otro lado, los techos de la planta baja ahora miden tres metros de altura. Esto, junto al añadido de una escalera abierta, aporta mucha luminosidad al espacio.
Los materiales utilizados apuestan por una gama neutra y texturizada. Las paredes de ladrillo expuestas en el interior (pintadas en blanco y gris) se mantuvieron, se lavaron todas las maderas, se diseñó una cocina a medida del mismo color que las paredes (Farrow + Ball en el tono Ammonite), y se colocaron cortinas de lino y persianas en todas partes.
Para añadir contraste y vestir las paredes, se dispusieron obras de arte llamativas de Anne Hardy, Marilyn Minter, Edward Burtnynsky, Andy Warhol, Mark Quinn, Tanya Ling, David Dowton y Sergio de Castro por toda la casa.
La cocina, situada en la planta principal, cuenta con un frente de mármol y una barra de desayuno con taburetes para el día a día. Y justo a su lado, un coqueto comedor con una mesa de cristal para comidas formales.
Ya en la primera planta se disponen dos habitaciones, un baño y un estudio. El dormitorio principal con baño en suite está ubicado en la última planta, con el plus que supone la entrada de luz natural.