Todas las casas generan emociones, es inevitable. La iluminación, la gama de tonos, el estilo de los muebles... Cada detalle cuenta. Y este apartamento con vistas al mar en Palma de Mallorca, no podría dejar mejor sabor de boca.
Su propietaria, la interiorista Yolanda Cubo, vio claro el potencial del espacio, y decidió reformarlo para hacerlo a su medida.
Se trata de un apartamento situado en la sexta planta de un complejo residencial con piscina, construido en los años 90 y orientado al sur. No obstante, las calidades originales eran muy buenas, así que solo hubo que actualizarlo.
La restauración de elementos originales, como la tarima de roble o el mármol en los baños, la original selección de papeles, y el panel tridimensional diseñado como cabecero en el dormitorio principal, son las claves de esta reforma que apuesta por integrar tendencias sin sobrecargar los espacios.
Nada más entrar, la luz nos da la bienvenida, transmitiendo una atmósfera de paz y tranquilidad mientras contemplamos el estilo ecléctico pero equilibrado del interior, bañado con la frescura y los colores del Mediterráneo.
En cuanto a la distribución de la planta, no fue preciso ningún cambio, puesto que se adaptaba muy bien a las necesidades de Yolanda.
Al no disponer de pasillos, la propia entrada funciona como distribuidor, que a su vez se encuentra abierto al salón recibiendo toda la luz. Además, posee una acogedora terraza con vistas al mar y al Paseo Marítimo de Palma.
El salón comedor es un espacio versátil, pensado para que los muebles puedan moverse en función del momento.
El escritorio es el modelo Origami de Ethnicraft, y junto a la lámpara suspendida de Verner Panton, un diseño original de los años 60, se convierten en las dos piezas estrella de esta zona.
Destaca también la cuidada selección de la iluminación con apliques que hacen un efecto eclipse, como el modelo Funnel de Vibia, la luminaria de suspensión IC de Flos, y la lámpara de lectura de Falper.
Por otro lado, la alfombra de lana Ava, de Safavieh, aporta calidez, y el modelo de piel de vaca de Kare, añade mucho estilo y frescura. De Safavieh New York son también las sillas tapizadas en lino de color azul mar, y una camarera circular dorada con espejos vintage.
Para el femenino dormitorio en tonos rosas, Yolanda diseñó un original cabecero utilizando las molduras Cubi de Orac, consiguiendo un efecto 3D.
Las lamparitas que reposan a ambos lados de la cama se adquirieron en Arne Jacobsen; y el espejo retroiluminado es diseño propio, al igual que el tocador, cuyo aplique es el modelo Glo-ball de Flos.
El mobiliario de la cocina se diseñó en roble natural. Gracias al ventanal y a su entrada independiente, se convierte en un espacio cómodo y muy cálido.
En los baños se optó por restaurar el mármol original, y los muebles que estaban hechos a medida se lacaron en gris, un tono más acorde con la gama cromática del resto de la casa.
Además, las paredes se revistieron de microcemento blanco con un toque nacarado, consiguiendo un efecto atemporal y elegante.
El resultado es una vivienda con estilo propio inspirada en los colores de la isla, con auténticas piezas vintage, respetando elementos originales. Todo en un delicado equilibrio para una nueva etapa.
Información e interiorismo: Cortesía de Yolanda Cubo Suau