Cuando el estudio de arquitectura Martín Peláez visitó por primera vez este ático con terraza del barrio madrileño de Tetuán, se encontraron con una vivienda excesivamente compartimentada, dividida en tres alturas.
La casa, con una superficie de 55 m2 y 14 m2 de terraza, contaba con nueve estancias independientes, así que el planteamiento de la reforma se centró en concebir un solo espacio continuo, manteniendo el baño como el único recinto cerrado, ya que la propietaria buscaba un diseño diáfano.
Al ser coleccionista de arte, el espacio se convirtió por sí solo en una especie de museo bajo la sencillez de una arquitectura de estilo minimalista.
Para aprovechar al máximo cada rincón, los arquitectos eliminaron el último forjado del altillo original, mantuvieron dos niveles de altura, y prescindieron de la mayoría de los tabiques. El baño fue el único espacio que construyeron cerrado.
Por otro lado, mantuvieron las ventanas originales, así como los radiadores y los dispositivos de aire acondicionado originales, que reubicaron estratégicamente para evitar que molestasen visualmente.
La cocina, el comedor, el salón, el despacho y la terraza se encuentran en el primer piso, mientras que el dormitorio, el vestidor y el baño se sitúan en el segundo nivel.
Y tú, ¿vivirías en tu propio museo?