Marisa es florista de profesión y le encanta la decoración, así como la posibilidad de crear ambientes personales que transmitan mucho e inviten a disfrutar de cada espacio. Busca que la energía positiva sea protagonista y lo consigue en su casa.
Ya vimos cómo era su ático hace años y ahora cruzamos la puerta de su hogar de nuevo para contemplar los cambios. A través del color, de renovados textiles y complementos ha conseguido ganar luminosidad y transformar por completo los ambientes. Hoy son aún más apetecibles y vividos.
Así era antes, descubre la galería del estado actual, en el que sobre todo destacan las encantadoras y personales composiciones creadas en cada rincón.
La casa de Marisa antes de redecorarlo: Un piso vivido con espíritu Feng Shui
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Con toda la luminosidad del ventanal. Al ser un ático recibe gran cantidad de luz natural. Antes en tonos naranjas, Marisa ha optado por multiplicar la luz con tonos naturales de fondo y el azul para serenar. Los chispazos en amarillo ¡encajan!
Las plantas siempre presentes
Como florista que es en casa de Marisa no faltan las plantas y flores. En el salón, delante del ventanal, un rincón de esos que ella sabe crear en su casa: una butaca amarilla con una mesa de madera repleta de plantas.
Junto a la butaca y entre ésta y el sofá una mesa auxiliar con objetos deco muy cuidados.
El azul de la pared enmarca la zona de comedor, donde Marisa ha optado por ligeras estanterías abiertas y sin trasera para tener organizado el menaje. Plantas y objetos deco completan la decoración.
Otro mágico rincón. En gris, azules y amarillos. Aprovechando un retranqueo de la pared, nuestra lectora ha creado un rincón de evasión casi escondido. Un banco a medida, bien mullitos, con estantes en la zona superior.
Marisa es una aficionada empedernida a las manualidades. Es capaz de transformar una pieza con una mano de pintura en tiempo récord. Muchas de las piezas de su casa han cambiado de aspecto de esta manera. Unas patas diferentes, tiradores nuevo y la vieja cómoda parece nueva.
En la terraza, la mesa de centro está realizada con un palé.
Para no preocuparse de los cuidados, la zona de estar de la terraza del ático se ha cubierto con césped artificial, muy cómodo al pie descalzo.
Azul, blanco y amarillo. Se llevan bien. El blanco concede luminosidad. El azul y el amarillo le apoyan pero además, el primero aporta sosiego y el segundo dinamismo y vivacidad.
En la cocina, en la zona de trabajo, las especias y tarros se organizan a la vista en baldas y accesorios de pared. ¡Muy práctico!
El dormitorio es una de las estancias que ha experimentado una transformación total a través de color. Nada que ver con cómo era. Los amarillos aquí adquieren protagonismo.
En la pared del cabecero, con una hornacina de obra, se ha jugado con el amarillo y el blanco. En la cama, los textiles acompañan.
La repisa de obra que forma la hornacina de la pared del cabecero es perfecta para decorar y tener a mano los libros de lectura.
Un rincón que gana a través de los complementos adecuados. Todos coordinados en tonalidades y con el punto práctico, como los colgadores de la pared.
Las lámparas del dormitorio
En el dormitorio, sobre la cama, un par de lámparas de techo idénticas en fibra, pintadas con una franja en color blanco.
Un rincón del dormitorio con un secreter a modo de tocador, el espejo y un galán para dejar la ropa.
De esta manera están todos los complementos de nuestra lectora organizados y a mano. En la pared, un colgador.
Una de las estancias de la casa de Marisa se ha destinado al trabajo. En ella, una mesa corrida con dos puestos.
Un detalle sobre la mesa de trabajo, con el toque retro de la máquina de escribir.
Otro de esas zonas evocadoras. Un banco de fibra sobre una agradable alfombra.
Concebido como un spa privado en el que relajarse a la luz de las velas. Otra muestra de lo importante que son los pequeños detalles para crear atmósferas únicas.
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