ENTRADA
La vivienda, que data del año 1890, cuenta con 170 m2 que estaban distribuidos en dos plantas... ¡¡y 10 habitaciones!! Esther y su marido decidieron meterse en una reforma integral para reorganizar el espacio, y adaptar la superficie disponible a sus necesidades de pareja. De la gama cromática, se encargaron ellos mismos. Les encanta cambiar el color de las paredes de vez en cuando y, ahora mismo, están pintadas en turquesa, fucsia y rojo. Un atrevido contraste con el que se logró un efecto colorista y juvenil, si bien, para aligerar su fuerza cromática, se combinó con blanco.