Un piso mecido por los recuerdos del pasado

La superficie del piso de 160 m2 cuenta con unos techos de más de 3 metros de altura. Consuelo ha intentado mantener muchos de los elementos originales del 29, como los pilares de hierro que se descubrieron en su totalidad, o los suelos de nolla en dos de las habitaciones.

El mobiliario es una mezcla de herencias familiares, como el armario alemán del siglo XIX que preside el salón junto al piano, y recuerdos que han ido acumulando de todos los países en los que han vivido: figuras precolombinas, cestas africanas, cerámica mexicana, y muchos detalles y fotos personales que transmiten esa sensación tan hogareña.

La puerta de la cocina desapareció para abrirse al resto de la casa, potenciando la sensación de amplitud.

Las habitaciones se distribuyen a través del largo y ancho pasillo, contando además con un antiguo patio de luces de 1 m2 que se abre al salón y a la cocina.

Una mesa tipo carrito flanqueada por taburetes, cumple la función de barra de desayunos.

Los pilares de hierro de 1929 le dan un aire industrial a la vivienda, complementándose con las baldosas hidráulicas que también recuerdan a una época anterior.

El pasillo es tan amplio que forma parte de los lugares comunes, y entre otros, se encarga de custodiar la bicicleta.

Los antiguos azulejos de los baños fueron cambiados por microcemento en paredes, suelos, ducha y lavabo.

El baño es un ejemplo perfecto del estilo industrial que se respira en cada rincón de la casa.