Hay flechazos en la vida que nada tienen que ver con el amor romántico. Puedes prendarte de un abrigo elegante o de una suculenta receta, pero también puedes hacerlo de una casa, sobre todo si tiene una historia tan bonita como la que estás a punto de conocer.
Su propietaria, Ascensión Pérez, ha tenido el detalle de compartir con nosotros cada uno de los pasos de esta larga reforma que empezó con un flechazo y la compra de la vivienda en 2010, y culminó en junio del pasado año.
ÉRASE UNA VEZ
Compramos la casa a finales del año 2010, nuestro primer hijo acabada de nacer y como los niños vienen con un pan debajo del brazo, la vida nos dio la oportunidad de adquirir esta vivienda. Mi marido y yo nos lanzamos a una auténtica aventura, o más bien a una auténtica locura. Se trataba de una casa centenaria que en el año 1974 se demolió casi en su totalidad para convertirla en una especie de chalet de planta baja. Sin embargo, lo que mas nos enamoró fue su historia anterior.
Todo comenzó con una foto que llegó a nuestras manos. En la imagen, datada en 1910, aparecía el antiguo propietario despidiéndose de su mujer e hijas al salir de la casa. Nos ilusionó tanto la idea de crear un hogar de la misma forma que cien años atrás, que no lo pensamos mucho mas.
Lo peor fueron los cinco años y medio que tardamos en conseguir los permisos urbanísticos, pero tan pronto llegaron empezamos con el proyecto.
La rehabilitación de la fachada principal fue muy importante para nosotros, ya que queríamos reconstruir la que tenía la casa a principios del siglo XX, pero dándole un pequeño toque de modernidad. Por ello, reproducimos las puertas de media punta y los balcones de hierro de la fachada primitiva sin el acristalamiento del balcón central original, y añadimos la puerta del garaje.
Para el cerramiento exterior, tanto en los balcones como en el ventanal de la planta baja, quisimos utilizar madera de iriko, con el fin de transformar la fachada al estilo clásico y tradicional característico de la zona.
Tras más de dos años de rehabilitación, finalmente, en junio del pasado año nos trasladamos a vivir aquí, ya con tres hijos y dispuestos a crear nuestro hogar.
La casa es de estilo contemporáneo, con la simplicidad que buscábamos desde primer momento.
La cocina, el salón y el porche están separados, pero gracias a las cristaleras conseguimos unirlos e integrarlos perfectamente cuando lo necesitamos.
El suelo de la planta baja también requirió de un arduo trabajo. Para su diseño, utilizamos mármol traído de Macael, que fuimos seleccionando pieza a pieza hasta conseguir el color blanco y sutilmente veteado que posee esta piedra.
Mi dedicación en esta rehabilitación me ha hecho conocer a grandes artesanos tanto de la madera, como del hierro, de la piedra etc. Por ello, a excepción de los muebles del comedor que son de Ángela Bizzarri, todo lo demás se realizó por artesanos de la zona.
El jardín es otra zona fundamental que utilizamos a menudo. Los niños disfrutan mucho de la amplitud, del césped y de la piscina.
Los artesanos del hierro realizaron el diseño que les presentamos de la baranda de la escalera, y reprodujeron los balcones inspirados en la casa primitiva.
Decidimos construir tres dormitorios amplios porque no necesitábamos más.
La terraza de nuestro dormitorio cuenta con unas maravillosas vista a la Iglesia de San Sebastian, contigua a la vivienda.
Nuestro baño se revistió en piedra natural, combinada con un compacto del mismo tono en la zona de los lavabos y con un diseño que desde principio tuve claro.
Charo, de Itálica Telas, logró confeccionar a la perfección las cortinas y los visillos de los dormitorios con la sencillez que deseaba, pero dándoles un toque actual y auténtico, utilizando el lino en las habitaciones de los niños e incluyendo el terciopelo en el dormitorio principal.
El marmolista, Tomás, se involucró a fondo en el proyecto. Junto a él, rescatamos de la antigua vivienda un mármol italiano precioso que se encontraba en la entrada, y lo transformamos en un lavabo para uno de los baños con un diseño sencillo pero actual.
El papel pintado es otro de los elementos que me apasionan y que no quería dejar de incluir en nuestra casa. En el aseo de la planta baja, el papel pintado floral fue diseñado por Lara Costrafreda.
Proyecto e información: Cortesía de Ascensión Pérez, de Atemporal Design.