Estarás de acuerdo con nosotros en que el mero hecho de pensar en reformar la casa puede ser el detonante de un ataque de nervios. Ruido, polvo, desorden... ¡qué follón! Pero ya sabes lo que dicen: quien algo quiere, algo le cuesta. Y cuando esa reforma es producto del trabajo de una familia unida, la emoción al ver el resultado es incomparable.
Algo que nuestra lectora Mayte Castilla sabe de primera mano, ya que hace un año se embarcó en la apasionante aventura de reformar el piso de 109 metros cuadrados que comparte junto a sus dos hijas en un pueblo cerca de Barcelona, muy próximo al mar.
Distribuida en cuatro habitaciones, dos baños, cocina, salón comedor, y dos terrazas, la vivienda goza de mucha luz natural, un recurso que siempre facilita cualquier proyecto de interiorismo.
La decoración, elegida por Mayte y sus hijas, aboga por el uso de materiales nobles como la madera, y colores claros como el blanco que reviste los armarios, generando un ambiente que oscila entre el nórdico y el boho chic, aderezado por las plantas y los detalles personales que sorprenden en cada rincón. ¡Un diez!
SALÓN COMEDOR
TERRAZA
COCINA
RECIBIDOR
DORMITORIO PRINCIPAL
DORMITORIOS INFANTILES
BAÑO
Si tú también quieres ver tu casa aquí, escríbenos: comunidad@micasarevista.com