Tras un día largo y frío, lo único que te apetece es una ducha caliente y relajante que te haga desconectar. Si tienes el problema de que hasta que alcanza la temperatura deseada pasan unos minutos o se enfría rápidamente cuando alguien abre otro grifo, es el momento de pasarte a los grifos termostáticos.
Con ellos podrás alcanzar la temperatura que desees en segundos y podrás mantenerla estable si alguien abre otro grifo. Además, permiten ahorrar en el proceso, pues no es necesario dejar que corra durante minutos para que llegue a la temperatura deseada.
Su funcionamiento es sencillo. Constan de dos mandos: el de caudal, con el que el agua fría y calienten entran desde sus tomas en contacto y el de temperatura, con el que fijar los grados deseados.
Además incluyen un limitador de caudal que ayuda a ahorrar sin esfuerzo.
Ventajas
El agua siempre sale a la temperatura deseada, ayudándote a ahorrar durante todo el baño entre un 20 y un 50% más que con grifo convencional.
El bloqueo de temperatura a un máximo de 38 grados evita que por picos de calor excesivamente altos se produzcan temperaturas y puedas disfrutar de un momento relajante sin peligros.
Por supuesto, estos baños tan armónicos y relajantes hacen que sea un momento optimista, positivo y fácil.
Una inversión que ayudará no sólo al bolsillo, sino a tu mente.