Un aseo es adorable. Pide muy poco (espacio) y a cambio te da mucho:
1) Gracias a él, los golpes en la puerta del único baño de la casa, con la consabida frase "¡sal ya, que me toca!" disminuyen.
2) Como solo incluye el inodoro y el lavabo, permite dirigir hacia él toda actividad relacionada con estos dos sanitarios, mientras que el cuarto de baño (grande) de la casa se puede utilizar simultáneamente por otra persona que, por ejemplo, necesite ducharse.
3) El aseo es un rinconcito perfecto para que lo utilicen familiares y amigos cuando van a tu casa, sin temor a que vean la bañera llena de pelos que ha dejado tu hija o las manchas de pasta de dientes con las que tu pareja redecora el espejo.
¿Qué es fundamental para organizar un aseo? Que el espacio quede cerca de la bajante: si está a mucha distancia de ella, podría haber problemas en el recorrido hacia el desagüe y generar atascos y malos olores.
Lo demás, es cuestión de sacar el metro y pensar ideas ingeniosas. Si el espacio es muy pequeño, recurre a lavabos mini. Todas las firmas de sanitarios disponen de uno.
Cuando la planta del aseo es pequeña, una solución es colocar lavabo e inodoro en línea, en lugar de uno frente al otro. Es lo que se hizo en este baño, en el que el lavabo se instaló frente a la ventana para disfrutar de las vistas. Un espejo de aumento, pero de pie, sustituye al clásico de pared y basta para echarse un vistazo.
¿Y qué ocurre si el espacio es pequeño y, además, incluye un retranqueo? Una solución es realizar un murete de obra a media altura, a modo de encimera, y resaltar la zona con una decoración que enriquezca la zona. Aquí, se logra con la simetría del espejo enmarcado sobre el lavabo arriba y el cuadro apoyado en la pared, debajo.
Es fundamental medir bien el espacio para asegurarse de que los sanitarios que has elegido entrarán. Ten en cuenta que, cuando abras la puerta, la hoja hará un recorrido. Calcúlalo al milímetro para garantizar que no chocará contra el inodoro o el lavabo. Una puerta estándar suele medir 72 cm de ancho, aunque si la encargas de 62 cm podrás pasar cómodamente a tu baño mini. Y si crees que es imposible, opta por una puerta corredera: ganarás sensación de amplitud.
Claro que, a la hora de lograr que el aseo parezca más grande, el truco por excelencia es colocar un espejo sin marco que ocupe toda la pared desde el lavabo hasta el techo. Al reflejar el espacio, tu aseo parecerá exactamente el doble.
El grifo es otro aspecto importante para aprovechar los metros en un aseo pequeño. Si eliges un modelo que se empotre en la pared, podrás desplazar aún más el lavabo hacia la pared y conseguirás más espacio libre para moverte cómodamente por él.
¡Importante! Un aseo mini no siempre es sinónimo de un lavabo liliputiense. También puedes darte el gusto de instalar un modelo grande. Los rectangulares dan mucho juego al ser más anchos que profundos. ¿Y el toallero? Mejor, colócalo en la encimera; elige uno largo, para que esté en perfecto equilibrio con la medida del lavabo.
Si te hemos convencido y decides que ya es hora de hacer un aseo en casa, plantéate tres preguntas clave para no cometer errores que después lamentes: qué uso le vas a dar para añadir o no espacio de almacenaje; qué elementos implicarían obras, como empotrar la cisterna, hacer un murete de obra o instalar el grifo en la pared; y qué estilo deco quieres encontrarte cuando abras la puerta. Porque un aseo mini puede ser pequeño y, a la vez, todo un grande.